Un elemento tan simple como
las luces también han evolucionado tecnológicamente en los automóviles y es que
la tecnología de la descarga de gas de xenón va adquiriendo cada vez más
protagonismo al irse reduciendo su coste de instalación en los últimos años, y
es que hace tiempo estas luces solamente se encontraban en los coches de gama
alta, sin embargo, actualmente y gracias a que es un producto que ya se fabrica
en serie su coste de fabricación ha disminuido, haciendo que este tipo de
lámpara sea cada vez más asequible.
Gracias a esta disminución
del precio, hace que ya muchos vehículos traigan este tipo de iluminación
incluida de serie, y es que es una ventaja el poder disponer de esta
iluminación en la conducción nocturna o de baja visibilidad, ya que la potencia
de iluminación que ofrece actualmente una luz de xenón es 300 veces superior a
la que ofrece una luz halógena común, además las bombillas
xenon consume tan solo 35 vatios de potencia y sí su instalación es la
correcta no deslumbra como una luz normal, otra de las ventajas que ofrece la
luz de xenón es que al tener un menor consumo una vez que está se ha encendido,
permite ahorrar unos caballos de potencia al vehículo, ya que no es necesario
producir tanta carga de energía en el sistema del automóvil.
Pero no todo son ventajas,
ya que existen dos grandes inconvenientes a la hora de instalar este tipo de
faro en nuestros vehículos:
·
La potencia de la luz de xenón supera ampliamente
a la potencia que puede ofrecer una luz halógena común, por esta razón a la que
a la hora de instalar este tipo de iluminación en un vehículo es necesario
instalar un foco que se encuentra especialmente diseñado para este haz de luz,
ya que sí no existiera este foco específico para esta iluminación, la luz de
xenón produciría un exceso de potencia que provocaría deslumbramientos a los
conductores de los otros vehículos que circulen en la misma vía, y es que esta
luz aunque se encontrara en la posición de luz de cruce, es tan potente que
parecería que estamos circulando con la luz de carretera.
·
La siguiente desventaja viene determinada por la
temperatura de la luz que produce el xenón y es que al ser está más elevada, el
color que se ve puede variar desde un blanco puro hasta el color morado,
pasando por colores como el azul y el celeste. La medida que se utiliza para
medir la temperatura en los faros de xenón viene determinada por los grados
Kelvin (ºK).
Cuando no se hace una
correcta selección de los faros, las molestias que se producen en los demás
vehículos aumentan, y es que siguen existiendo conductores que no utilizan la
señalización con LED durante la conducción diurna, aunque este problema ya se
encuentra resuelto porque los constructores la incorporan de serie en los
nuevos vehículos, a partir de la normativa europea de utilizar las luces
incluso durante la conducción diurna, y es que las luces LED proporcionan una
luz entre el blanco y el celeste débil, no tan llamativos como la luz proporcionada
por la lámpara de descarga de xenón.
Y es que el tema del color
de la luz y la temperatura es muy importante a la hora de escoger un faro de
xenón, ya que por normativa legal la luz de xenón solo puede alcanzar una
temperatura máxima de 6.000ºK, ya que las temperaturas superiores están
prohibidas porque la legislación vigente solo autoriza que los faros delanteros
vayan iluminados con luces de color amarillo o blanco. Los colores que produce
un faro de xenón cuya temperatura sea superior a esos 6.000ºK son de color azul
o morado, con lo que el vehículo que circule con estas luces delanteras se
expone a ser multados por la autoridad competente o bien a que el vehículo sea
calificado de no apto en la Inspección Técnica de Vehículos.
La temperatura adecuada para
un faro de xenón oscila entre los 3.000 y los 4.000 grados Kelvin, que son los
faros que los fabricantes incluyen de serie en sus vehículos.
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